Contrariamente a su monumental presencia actual, Santa Sofía no siempre fue grandiosa. Las dos primeras versiones, construidas en los siglos IV y V, eran estructuras de madera destruidas por las revueltas. En el siglo VI, el emperador Justiniano I encargó la tercera y emblemática versión, con la innovadora cúpula a gran escala que reinó durante casi un milenio.
Santa Sofía ha sido iglesia, mezquita y museo, reflejando el cambiante panorama religioso y político de la ciudad. Construida como iglesia cristiana bajo dominio bizantino, se convirtió en mezquita tras la conquista otomana en 1453. En 1931 se secularizó como museo, para recuperar su condición de mezquita en 2020.
Cuando Santa Sofía pasó de iglesia a mezquita, muchos mosaicos cristianos se cubrieron con yeso. Sin embargo, una dedicada labor de restauración reveló impresionantes representaciones de figuras bíblicas, ángeles y motivos geométricos, que ofrecen una visión de su pasado bizantino.
La cúpula de Santa Sofía, de 102 metros de envergadura y 182 de altura, fue una maravilla arquitectónica durante siglos. Sus innovadoras técnicas de construcción, que incluían materiales ligeros y nervaduras ocultas, contribuyeron a su longevidad a pesar de terremotos y desastres naturales.
Santa Sofía no era solo un lugar de culto; era el corazón del Imperio Bizantino. Las coronaciones de los emperadores tenían lugar aquí, y el vasto espacio resonaba con los cánticos y oraciones de miles de personas. Su céntrica ubicación y su grandiosidad cimentaron su importancia simbólica.
Dos enormes cubos de mármol se alzan orgullosos en el interior de Santa Sofía. Su origen sigue siendo un misterio, con teorías que sugieren que servían como fuentes, ofrecían refrescos a los fieles o tenían un significado religioso. Estos enigmáticos cubos aumentan la intriga del lugar.
La leyenda rodea una columna en Santa Sofía, conocida como la "columna del llanto". De ella se filtra humedad constantemente, y algunos creen que posee poderes curativos. Se puede tocar la columna y buscar bendiciones y curas, lo que aumenta el atractivo espiritual del monumento.
Aunque actualmente funciona como mezquita, Santa Sofía sigue siendo un lugar importante para cristianos y personas de otras religiones. Su importancia histórica y su mezcla única de elementos arquitectónicos cristianos e islámicos atraen a visitantes de todas las procedencias.
A pesar de su conversión en mezquita, Santa Sofía conserva elementos de su pasado cristiano, como campanas y mosaicos. Esta conservación fomenta el diálogo y el entendimiento interconfesionales, promoviendo un mensaje de tolerancia religiosa y aprecio por el patrimonio cultural.
La ubicación de Santa Sofía desempeñó un papel crucial en su importancia. Enclavada en la encrucijada de Europa y Asia, sirvió de puente cultural y religioso entre las tradiciones orientales y occidentales. Su arquitectura e historia reflejan esta mezcla única de influencias.
Santa Sofía es famosa por sus maravillas arquitectónicas, en especial su enorme cúpula, y su rica historia como iglesia, mezquita y museo, reflejo de la encrucijada cultural y religiosa de Estambul.
La estructura actual se terminó en el año 537 d.C. bajo el mandato del emperador bizantino Justiniano I. Aunque existían versiones anteriores, sus restos se habían renovado durante el dominio bizantino.
Dominada por su magnífica cúpula, Santa Sofía ejemplifica la arquitectura bizantina, incorporando influencias de las tradiciones romana y oriental. Las columnas y arcos de mármol de la Mezquita también revelan que sus arquitectos se inspiraron en los antiguos griegos y romanos.
Santa Sofía es testimonio de la impecable ingeniería de los artesanos de la época bizantina. También encarna las huellas de los imperios, que han transformado la catedral ortodoxa original en una mezquita en un museo, y luego en una mezquita de nuevo.
Santa Sofía abre todos los días del año. Es una mezquita activa. Solo durante las horas de oración permanece cerrada a los no fieles.
Desde enero de 2024, los visitantes deben pagar una pequeña entrada para acceder a Santa Sofía. Puede comprar entradas sin colas para Santa Sofía en línea para ahorrar tiempo y evitar las largas colas.
Para visitar Santa Sofía, hay que llevar ropa que cubra los hombros y las rodillas. También hay que llevar un pañuelo en la cabeza para entrar en la mezquita. Si no llevas velo, puede adquirirlo en la entrada por un módico precio.
En general, está permitido fotografiar sin flash, pero hay que respetar las zonas de oración designadas y evitar molestar a los fieles.
Sí, actualmente funciona como mezquita y está abierta tanto a fieles como a no fieles. Independientemente de su afiliación religiosa, hay que llevar pañuelo en la cabeza al entrar en la mezquita.